Probablemente sea complicado definir la felicidad. Yo soy feliz con pocas cosas. Y hoy ha sido uno de esos días en os que diría que he sido feliz sin 'peros'. El sol ha brillado con fuerza sobre Edimburgo y he estado varias horas en Holyrood Park, paseando, subiendo, bajando descansando, comiendo manzanas, relajándome y escuchando muy buena música. El parque estaba petadísimo de gente, pero lo bueno es que es tan grande que uno puede encontrar la soledad si la busca y le apetece, claro... Y a mi me apetecía mucho.
Sin ánimo de ponerme filosófica, creo que no hay nada mejor que un día al aire libre. Es como si todo estuviera más claro y fuera más fácil, como si no existieran los problemas ni las preocupaciones, como si todo se relativizara... Y eso sumado a la dulce sensación de cansancio después de una larga caminata, sabiendo que en casa te espera una bañera calentita... En fin, ¿qué más puedo decir? Ése ha sido mi domingo. Y, de vuelta a casa, pensaba que realmente me gustaría tener unos cuantos así. Será la primavera, que llega con su potente evidencia incluso aquí. Será el cambio de hora, que nos ha regalado una horita más de sol y Edimburgo lo ha agradecido con creces... O quizá sea yo... ¿Quién sabe? :-)
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